martes, 6 de septiembre de 2016



EL FENÓMENO CHENTO CUERVO…

“Yo sembré la semilla para regarla en la libertad;
Después ella creció silvestre. Así empecé la escuela.
Se la debo a los sueños. A una necesidad y a una miseria.”
CHENTO CUERVO

         La escuela tradicionalista era considerada para muchos pedagogos modernos un sistema pasivo -cerrado para la formación física e intelectual del niño, todo giraba entorno a la autoridad y el castigo del maestro (la letra con sangre entra) rompiendo con la capacidad de libertad y reflexión estudiantil. Por tal motivo, finalizando el siglo XIX y entrando el XX se presenta a nivel mundial un cambio en el sistema escolar, se luchó para que desaparezca en el aula el mecanicismo, el autoritarismo y el formalismo, y se crea un paradigma educativo bautizado como Escuela Nueva o Activa. La figura del docente ya deja de ser un magistrocentrísta en el aula de clases y es el estudiante el actor principal de su propio aprendizaje, el objetivo de este nuevo sistema escolar es que el niño vivencie y experimente, es decir,  “aprenda haciendo”.

            En este mismo orden de ideas, se arman de valor un grupo de personas, como filósofos, pedagogos, médicos, entre otros, para crear métodos educativos innovadores para romper las viejas estructuras escolares tradicionalistas y crear un sistema escolar donde el niño aprende por el descubrimiento y por el juego,  tomando como modelos los ideales educativos y humanista de Rousseau en su obra el “Emilio”, del pedagogo Pêstalozzi sobre la autoformación, Froebel el aprender jugando, las ideas de Tolstoi sobre el trato afectivo en el aula, y con ellos siguen sus discípulos modernos: Montessori, Decroly, Dewey, Claparède, entre otros. Todo esto  aunado que la formación de la escuela es una educación para y por la vida.  Esta revolución educativa entra en  Venezuela  de la mano del presidente Eleazar López Contreras, (1936) para modernizar la educación y la sociedad nacional en general.

            El maestro Manuel Vicente Cuervo conocido cariñosamente como CHENTO, abrazó muy enamoradamente los ideales no sólo de las escuelas nuevas, sino también, el método pedagógico de María Montessori, que sería: Autoconstrucción del conocimiento, autoeducación y autogobierno.  Así lo afirma en un artículo de la revista Pedagógica en el mes de mayo de 1940: “Cuando hablamos de escuela, surge como encanto la escuela activa, esa escuela nueva, verdadera abracadabra del maestro”. Y más adelante escribe sobre María Montessori: “Y ¿Qué decir de los métodos educativos? Surge uno, el Montesoriano… Ojala que todas nuestras escuelitas provincianas emplearan este método, habría una hermosa realidad”.

            El maestro Cuervo, tenía fe, entusiasmo y apego en estos proyectos educativos para el beneficio moral e intelectual de sus estudiantes y de la comunidad en general, realizó actividades educativas y ciudadanas con sus estudiantes como por ejemplo: LA SEMANA DEL BUEN DECIR, LAS LECCIONES DE COSAS, LOS CENTROS DE INTERES, LAS UNIDADES DE TRABAJO, entre otros. Todo esto para elaborar un programa pedagógico donde el niño tiene una acción directa sobre las cosas la que permite el conocimiento del mismo.

            Chento Cuervo, crea su propia metodología educativa en el aula y tanto fue así que ese método le inyectaba a sus estudiantes con precisión y sencillez no sólo para que conocieran la historia, sino a todos las demás ramas del saber. Ese famoso método era el CUENTO, incorporaba de forma didáctica la fusión entre las ciencias básicas con las narraciones antiguas (Iliada) y las modernas (tío tigre y tío conejo). Muchas de esos cuentos lo ilustraba dramatizándolo con la mano y con todo su cuerpo logrando que sus estudiantes captaran lo estudiado, pero también, era una forma divertida, alegre y armónica de educar, instruir y formar, ya que para el maestro Cuervo, el estudio bien dirigido es una manera de aprender a pensar.

            El fenómeno Chento, materializó y le dio vida a todo a través del cuento, incluso, hizo suyo los ideales de la escuela Nueva para formar a sus estudiantes en valores humanos para que puedan vivir en libertad ciudadana, pero también le dio herramientas morales y éticas para que usaran sus corazones como seres activos para amar lo que tienen. El mismo maestro Chento lo manifestaba de esta manera: “Para el niño lo único que se necesita es aprovechar el momento en que se encuentra entusiasmado para algo”.



Dr. Nohé Gonzalo Gilson Reaño.

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