martes, 6 de septiembre de 2016



Rodríguez y la escuela del trabajo

“El objetivo de la escuela es disponer el ánimo de los niños
para recibir las mejores impresiones y hacerlos capaces de
todas las empresas”. Simón Rodríguez.

Simón Narciso Jesús Rodríguez nació en Caracas en la época colonial de 1771. Fue educador, pedagogo y escritor venezolano. En el año de 1791 el cabildo de Caracas lo asignó maestro en la “escuela de lectura y escritura para niños”, en los que estaban los pardos y blancos hijos de la más distinguidas familias de la ciudad, entre sus alumnos estaba el niño Simón Bolívar. Más tarde, el futuro libertador en su adolescencia sería su discípulo viviendo temporalmente en la casa del maestro.

Rodríguez siempre fue una persona rebelde y sabia a la vez, en el año de 1794 en su juventud presentó al Ayuntamiento un plan de escuelas para la ciudad capital inspirados por los ideales pedagógicos de la Ilustración específicamente de Rousseau. Donde plantea que el niño debe recibir las mejores impresiones de belleza que parte de la naturaleza, además que los niños sean capaces de todas las empresas, es decir, que los niños y niñas tengan fe en sí mismo, que superen las dificultades y que sean enérgicos.

Siempre inquieto viaja a diferentes países para aprender idiomas, tomar ideas pedagógicas  y para pensar en sus proyectos educativos. Tuvo la oportunidad en Bogotá (1824) de montar una casa de “Industria Pública” donde enseñaba a los jóvenes oficios mecánicos, de lectura, escritura y cálculo. Luego en Lima colabora con Bolívar en las políticas administrativas, educativas y territoriales del Perú. También en Chuquisaca (Bolivia) presentó al gobierno un plan educativo y que fue aprobado para instruir a los jóvenes en las primeras letras, aritméticas, algebra, geometría, dibujo, ejercicios militares y oficios mecánicos. Este proyecto se materializó no sólo en Chuquisaca sino también en otros pueblos y ciudades de Bolivia y más tarde en Arequipa (Perú).

El método de enseñanza en Chuquisaca estaba basado en el trabajo, es decir en la “industria”. Los niños aprendían a subsistir y a relacionarse con los demás. Además, según la pedagogía de Rodríguez: “todo ciudadano… sabe ganar el pan con el sudor de su frente y el trabajo de sus manos”. Los niños de la escuela de Chuquisaca tenían que aprender tres oficios como la albañilería, carpintería y herrería. Ya que según palabras de Rodríguez: “la tierra, madera y metales se hacen las cosas más necesarias…”. Por otro lado en la escuela de Concepción (Chile) y el de Valparaíso, Rodríguez les inculcaba a los niños como se fabricaban las velas, los ladrillos y los adobes.

Simón Rodríguez rompió con el sistema educativo de la época, los estudiantes no deben ser meros espectadores o repetidores de lecciones, sino seres despiertos e inquietos en preguntar y actuar, que el aula sea un ambiente de conocimientos pero también de trabajo, diversiones, juegos y paseos.

Escribió y publicó varias obras entre ellas: Sociedades Americanas, el libertador del mediodía de América y sus compañeros de armas, defendidos por un amigo de la causa social, Luces y Virtudes sociales. Además, presentó varios artículos en los diferentes periódicos de Perú, Bolivia, Colombia  y Chile.

En febrero de 1854 a la edad de 84 años muere en Amotape Perú. Sesenta años después fueron llevados al panteón de los próceres en la ciudad de Lima y luego por conmemorar el centenario de su muerte sus restos se trasladaron a Caracas (1954) al Panteón Nacional.

 “Escuelas para todos, porque todos son ciudadanos”. Simón Rodríguez.


Dr. Nohé Gonzalo Gilson Reaño

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