EL DOCENTE QUE ENSEÑA
“La vida debe ser una incesante educación”
Flaubert
La palabra didaktika
deriva del griego didaskao que se traduce al español como didáctica, que
significa enseñar - enseño. La didáctica nace en la antigua Grecia en
búsqueda de una formación integral del hombre y del ciudadano que debe ser
ejemplo vivo de las ciudades- estados independientes. Uno de los que se destacó
en este acto educativo fue el ateniense Sócrates, que a través de la mayéutica
(la interrogación) aplicaba este técnica con jóvenes y adultos en sus diálogos
tanto en lugares públicos como en privados.
Albornoz (2001) en su libro Nociones
elementales de Filosofía, cita a Sócrates, manifestando que éste filósofo tenía
una misión educativa en Atenas que era: “... escrutar a los hombres para
alentarlos a conocerse a sí mismo y a ser mejores” (p.92). Filosofía especulativa donde el
hombre se consagra sobre las cosas puramente humanas. Por tal razón, según García (2005:33-34)
existen unas características fundamentales en el pensamiento socrático que es
bueno analizar, en cuanto a la
enseñanza:
1.
Su acción educativa la realizó por medio de la
conversación, de la palabra hablada.
2.
No estaba de acuerdo con la influencia excesiva del
Estado en la educación.
3.
Creía en el valor del hombre como persona.
4.
Creía que la virtud no era patrimonio exclusivo de
la aristocracia, sino que debería serlo de todos.
5.
No hizo de
la educación una profesión remunerada, (en eso discrepaba de los Sofistas) ni
trató de buscar adeptos, sino que estos, especialmente los jóvenes, acudían a
él espontáneamente.
6.
Utilizaba el dialogo para convencer y descubrir la
verdad, “La cual estaba latente en el interlocutor”.
7.
Para él, el saber no consistía en meros
conocimientos u opiniones, sino en el razonamiento preciso, en los conceptos
exactos.
8.
Para que la enseñanza sea efectiva –decía- “no
basta trasmitir conocimientos aislados, sino que debe haber unidad y precisión.
Para ello es necesario enseñar a pensar”.
Sócrates
no sólo aplicó un método didáctico a sus discípulos, sino también les enseñó a
pensar, actuar bien y a valorarse como personas virtuosas (ciudadanos), según
el filósofo sólo a través de las palabras se puede educar y transformar la
mentalidad del hombre.
El
educador de ayer y de hoy tiene fijada una meta que es enseñar, éste debe tener
no sólo “los conocimientos sino también las destrezas pedagógicas y una
cultura general muy amplia…” (Bello, 2008: 49). Por otra parte, Molinar y
Velázquez (2007) citan a Jaap (1991) donde plantea que el educador también debe
ser un líder que facilite y estimule a los individuos que puedan lograr por si mismos sus objetivos. El educador-
docente enfrenta el reto de aprender a actuar de una manera que facilite a los
individuos:
·
Entender
sus papeles en la organización y en la comunidad.
·
Participar
en el establecimiento de los objetivos individuales y de la institución con los
cuales estén comprometidos.
·
Comprometerse
a adquirir las actitudes, habilidades y aprendizaje que le permitan hacer una
buena contribución.
·
Aceptar
la responsabilidad de su propio aprendizaje individual y su desarrollo.
·
Desarrollar
relaciones de auto aprendizaje.
El liderazgo docente debe
coordinar las actividades organizadas de aprendizaje, aceptar el reto que debe
despertar en sus estudiantes sentimiento de superación, valores e inquietudes.
El docente tendrá la responsabilidad de aprende a reestructurar las actitudes
para desarrollar luego las habilidades y aprendizajes en los educandos, lograr
así, transformarlos académicamente y en despertar en ellos a un cambio racional
y vivencial.
Por su puesto no existen
unas normas o reglas a seguir en el campo de la docencia pero si el docente
debe analizar los hechos ocurridos o las estrategias por emplear en el aula de
clase, para así, actuar bien contribuyendo “con
el desarrollo de las facultades intelectuales, morales y ciudadanas… formar
buenos ciudadanos aptos para el trabajo, la sana convivencia y el
desenvolvimiento social justo, solidario, responsable y correcto”. (Becerra,
2007:159)
Por tal motivo, el papel que debe
ejercer el docente en ejercicio hoy día es explicar, aplicar, guiar y mediar el
proceso de enseñanza -aprendizaje a sus educandos, a través de un programa de
acción que despierte en ellos las ansias del saber (pensamiento), el hacer
(acciones) y el ser (actitudes), para que así puedan construir el aprendizaje,
interactuando, analizando y reflexionando con el docente sobre la realidad
social regional, nacional e internacional, siempre en búsqueda de una formación
integral, para así, prepararlos para la vida; sin dejar a un lado los
contenidos y objetivos programáticos asignados por el estado, es decir, el
docente de aula no solo debe tener conocimientos generales de la o las
asignaturas que imparte; sino también, poseer cualidades humanas para formar en
valores a los niños, jóvenes y adultos que serán los protagonistas sociales del
mañana.
Examinar la mente y el alma de sus estudiantes
según Sócrates es verse su realidad interior, es decir, el autoconocimiento,
a la medida de que el hombre se
conozca a si mismo conocerá sus virtudes y sus faltas de esa manera
meditará y aceptará el método que lo
llevará a vivir como buen ciudadano respetando las normas o reglas de convivencia
que imparte en la sociedad; de ese modo no sólo será el ciudadano que espera la
nación sino también, el buen hijo o hija, el buen padre y madre de familia, y
más adelante el buen profesional exitoso moralmente y espiritualmente. Por tal
motivo, la verdadera educación consiste en enseñar a pensar y que aprendan a
actuar en el ambiente en que viven.
En este sentido, nos
preguntaremos: ¿hay que volver aplicar el método inductivo socrático en las
aulas? el docente tiene un gran compromiso con la sociedad y más aún una gran
responsabilidad en la instrucción y formación de sus estudiantes, ya que deben
tener una preparación académica científico- técnico, humana y también
didáctica, para conducir y elevar sin miedo, en forma eficaz el aprendizaje de
los estudiantes.
Hoy por hoy en pleno
siglo XXI, se requieren docentes despiertos, dinámicos, competitivos,
soñadores hambrientos del saber, cultos,
y más que todo humanos, que quieran todos los días mejorarse y mejorar la
calidad de vida de los niños, jóvenes y adultos que habitan en los distintos
escenarios sociales de nuestra nación. Esto se logra con el aprendizaje
constante, obtenida de su formación diaria, también, de sus colegas,
estudiantes y amigos, para que juntos puedan como equipo protagonizar la
construcción de una mejor y deseada
sociedad de calidad que todos
queremos.
“Los
docentes, desde el preescolar hasta la universidad son
profesionales
que deben formar ciudadanos para que tengan
calidad
de vida y éxito en sus travesías por el planeta”
Useche
C.
Dr. Nohé
Gonzalo Gilson Reaño
Bibliografía
consultada:
Albornoz, José (2001) Nociones elementales de filosofía. Vadell
hermanos editores. Valencia- Caracas.
Becerra, Arcángel (2007) Thesaurus Curricular. FEDUPEL. Caracas.
Bello José (2008) Diccionario de educación. Panapo. Caracas.
Gracia, Carlos (2005) Educación, un reto de ayer, hoy y siempre.
FEDUPEL. Caracas.
Molinar, Miriam y Velázquez, Luz (2007) Liderazgo en la labor Docente.
Trillas. México.
Padrón, Amasis (2006) Historia y Filósofos de la educación. De la
cultura occidental con énfasis en Venezuela. EDILUZ. Maracaibo.
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