martes, 6 de septiembre de 2016




EL DOCENTE QUE ENSEÑA


“La vida debe ser una incesante educación”
Flaubert


La palabra didaktika deriva del griego didaskao que se traduce al español como didáctica, que significa enseñar - enseño. La didáctica nace en la antigua Grecia en búsqueda de una formación integral del hombre y del ciudadano que debe ser ejemplo vivo de las ciudades- estados independientes. Uno de los que se destacó en este acto educativo fue el ateniense Sócrates, que a través de la mayéutica (la interrogación) aplicaba este técnica con jóvenes y adultos en sus diálogos tanto en lugares públicos como en privados.

 Albornoz (2001) en su libro Nociones elementales de Filosofía, cita a Sócrates, manifestando que éste filósofo tenía una misión educativa en Atenas que era: “... escrutar a los hombres para alentarlos a conocerse a sí mismo y a ser mejores” (p.92). Filosofía especulativa donde el hombre se consagra sobre las cosas puramente humanas.  Por tal razón, según García (2005:33-34) existen unas características fundamentales en el pensamiento socrático que es bueno analizar, en cuanto a la  enseñanza:

1.      Su acción educativa la realizó por medio de la conversación, de la palabra hablada.
2.      No estaba de acuerdo con la influencia excesiva del Estado en la educación.
3.      Creía en el valor del hombre como persona.
4.      Creía que la virtud no era patrimonio exclusivo de la aristocracia, sino que debería serlo de todos.
5.       No hizo de la educación una profesión remunerada, (en eso discrepaba de los Sofistas) ni trató de buscar adeptos, sino que estos, especialmente los jóvenes, acudían a él espontáneamente.
6.      Utilizaba el dialogo para convencer y descubrir la verdad, “La cual estaba latente en el interlocutor”.
7.      Para él, el saber no consistía en meros conocimientos u opiniones, sino en el razonamiento preciso, en los conceptos exactos.
8.      Para que la enseñanza sea efectiva –decía- “no basta trasmitir conocimientos aislados, sino que debe haber unidad y precisión. Para ello es necesario enseñar a pensar”.

Sócrates no sólo aplicó un método didáctico a sus discípulos, sino también les enseñó a pensar, actuar bien y a valorarse como personas virtuosas (ciudadanos), según el filósofo sólo a través de las palabras se puede educar y transformar la mentalidad del hombre.

El educador de ayer y de hoy tiene fijada una meta que es enseñar, éste debe tener no sólo “los conocimientos sino también las destrezas pedagógicas y una cultura general muy amplia…” (Bello, 2008: 49). Por otra parte, Molinar y Velázquez (2007) citan a Jaap (1991) donde plantea que el educador también debe ser un líder que facilite y estimule a los individuos que puedan lograr  por si mismos sus objetivos. El educador- docente enfrenta el reto de aprender a actuar de una manera que facilite a los individuos:

·         Entender sus papeles en la organización y en la comunidad.
·         Participar en el establecimiento de los objetivos individuales y de la institución con los cuales estén comprometidos.
·         Comprometerse a adquirir las actitudes, habilidades y aprendizaje que le permitan hacer una buena contribución.
·         Aceptar la responsabilidad de su propio aprendizaje individual y su desarrollo.
·         Desarrollar relaciones de auto aprendizaje.


El liderazgo docente debe coordinar las actividades organizadas de aprendizaje, aceptar el reto que debe despertar en sus estudiantes sentimiento de superación, valores e inquietudes. El docente tendrá la responsabilidad de aprende a reestructurar las actitudes para desarrollar luego las habilidades y aprendizajes en los educandos, lograr así, transformarlos académicamente y en despertar en ellos a un cambio racional y vivencial.

Por su puesto no existen unas normas o reglas a seguir en el campo de la docencia pero si el docente debe analizar los hechos ocurridos o las estrategias por emplear en el aula de clase, para así, actuar bien contribuyendo “con el desarrollo de las facultades intelectuales, morales y ciudadanas… formar buenos ciudadanos aptos para el trabajo, la sana convivencia y el desenvolvimiento social justo, solidario, responsable y correcto”. (Becerra, 2007:159)

            Por tal motivo, el papel que debe ejercer el docente en ejercicio hoy día es explicar, aplicar, guiar y mediar el proceso de enseñanza -aprendizaje a sus educandos, a través de un programa de acción que despierte en ellos las ansias del saber (pensamiento), el hacer (acciones) y el ser (actitudes), para que así puedan construir el aprendizaje, interactuando, analizando y reflexionando con el docente sobre la realidad social regional, nacional e internacional, siempre en búsqueda de una formación integral, para así, prepararlos para la vida; sin dejar a un lado los contenidos y objetivos programáticos asignados por el estado, es decir, el docente de aula no solo debe tener conocimientos generales de la o las asignaturas que imparte; sino también, poseer cualidades humanas para formar en valores a los niños, jóvenes y adultos que serán los protagonistas sociales del mañana.

 Examinar la mente y el alma de sus estudiantes según Sócrates es verse su realidad interior, es decir, el autoconocimiento,  a la medida de que el hombre se conozca a si mismo conocerá sus virtudes y sus faltas de esa manera meditará  y aceptará el método que lo llevará a vivir como buen ciudadano respetando las normas o reglas de convivencia que imparte en la sociedad; de ese modo no sólo será el ciudadano que espera la nación sino también, el buen hijo o hija, el buen padre y madre de familia, y más adelante el buen profesional exitoso moralmente y espiritualmente. Por tal motivo, la verdadera educación consiste en enseñar a pensar y que aprendan a actuar en el ambiente en que viven.

En este sentido, nos preguntaremos: ¿hay que volver aplicar el método inductivo socrático en las aulas? el docente tiene un gran compromiso con la sociedad y más aún una gran responsabilidad en la instrucción y formación de sus estudiantes, ya que deben tener una preparación académica científico- técnico, humana y también didáctica, para conducir y elevar sin miedo, en forma eficaz el aprendizaje de los estudiantes.

Hoy por hoy en pleno siglo XXI, se requieren docentes despiertos, dinámicos, competitivos, soñadores  hambrientos del saber, cultos, y más que todo humanos, que quieran todos los días mejorarse y mejorar la calidad de vida de los niños, jóvenes y adultos que habitan en los distintos escenarios sociales de nuestra nación. Esto se logra con el aprendizaje constante, obtenida de su formación diaria, también, de sus colegas, estudiantes y amigos, para que juntos puedan como equipo protagonizar la construcción de una mejor y deseada  sociedad de calidad  que todos queremos.

“Los docentes, desde el preescolar hasta la universidad son
profesionales que deben formar ciudadanos para que tengan
calidad de vida y éxito en sus travesías por el planeta”
                                                                                                              Useche C.



Dr. Nohé Gonzalo Gilson Reaño


Bibliografía consultada:


Albornoz, José (2001) Nociones elementales de filosofía. Vadell hermanos editores. Valencia- Caracas.

Becerra, Arcángel (2007) Thesaurus Curricular. FEDUPEL. Caracas.

Bello José (2008) Diccionario de educación. Panapo. Caracas.

Gracia, Carlos (2005) Educación, un reto de ayer, hoy y siempre. FEDUPEL. Caracas.

Molinar, Miriam y Velázquez, Luz (2007) Liderazgo en la labor Docente. Trillas. México.

Padrón, Amasis (2006) Historia y Filósofos de la educación. De la cultura occidental con énfasis en Venezuela. EDILUZ. Maracaibo.

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