La Naturaleza y el Arte como Creación
“El arte puede
crear un vestido; pera la
naturaleza debe
producir un hombre”
HUME
Los críticos y artistas
del pasado y del presente han planteado que la belleza forma parte de una obra
de arte acabada, esto manifiesta gozo al artista y a los hombres
contempladores. La naturaleza también muestra su belleza derramando una carga
emocional, logrando con ello un gran deleite
en los hombres y mujeres. Esta belleza surge en tanto el misterio que
ensombrecía la naturaleza se convierte en el misterio que embellece al arte.
Cuando se habla de arte y
naturaleza se les conoce como los géneros más comprensivos formados por la
inteligencia humana, pues dentro del género naturaleza y arte abarca todos los
fenómenos del universo. Para lograr una mejor comprensión de lo antes expuesto
se ha definido lo que es arte y naturaleza.
Se puede distinguir como
naturaleza “a todo lo que existe con independencia del estudio y del
trabajo” o en otros términos, los fenómenos tal cual como se encuentren, se
sitúan como ejemplo a un árbol grande de hermosos ramajes con flores rojas o
amarillas de agradable olor y de dulces frutos. Por otra parte, se conoce como
arte a todo lo que se distingue de la naturaleza; a diferencia de la
naturaleza, es todo lo que no encontramos, sino que se produce con inversión y
esfuerzo. Ejemplo; como el pintor que entroniza en su lienzo los más
hermosos colores para plasmar sobre él su deseada figura.
Cada objeto creado -
según Morrina y Jubrías (1982) - supone un paso de conquista sobre la
naturaleza y provoca a su vez, nuevas necesidades que estimulan la capacidad
creadora del hombre mediante el trabajo:
En el origen de todas las artes está el trabajo y está la naturaleza. Al
crear para resolver sus necesidades vitales el hombre imitó, de inicio, las
formas naturales que el medio le ofrecía y al hacerlo fue apropiándose también
de la belleza natural, fue aprendiendo a valorarla y a imitarla hasta que ésta
se convirtió también en una necesidad de la condición humana. (p.11-14)
El hombre cuando crea sus
obras ya sean estas en pinturas, esculturas, entre otras; toma de la naturaleza
las formas más bellas de la creación divina
para así copiarla o imitarla. Para Sócrates el hombre creador trabaja su
obra artística seleccionando lo más hermoso y componer así una imagen superior
a la realidad individual. Si colocamos como modelo un cuerpo vivo, el de un
atleta,... el fin del arte imitativo es entonces expresar, a través de las
formas corporales la emoción y la vida.
Otro de los filósofos
clásicos, como lo fue Platón acepta el criterio de la imitación en el arte, la
que él llama “mimesis”, pero en el sentido, de que encarna en forma sensible
ideas espirituales al hombre. Para él, el arte no se debe guiar por el placer ordinario sino por el juicio del que
conoce el objeto que se imita. Antes de que se pinte o se esculpe la obra, el
artista estudia el objeto que está en la naturaleza para luego realizarlo en la
materia.
Tomando en cuenta el
pensamiento de estos dos filósofos griegos, se puede decir que toda obra de
arte no está allí por si misma, sino es una idea creada por el hombre y por
tanto, no pertenece sólo al “primer” mundo que está dado antemano, la
naturaleza, sino al “segundo”, que surge del encuentro del hombre imitador que
le quita a la naturaleza lo que tiene, su belleza.
Como lo expresa Guardini
(1960) en su obra “La Esencia de la Obra de Arte” cuando explica que el arte
abstracto es uno de lo que toma como modelo la imitación de la naturaleza:
Hasta la Primera Guerra Mundial, el arte arranca de lo que está dado en la
naturaleza, para elaborarlo con referencia a la expresión y transparencia de lo
esencial. Entonces comienza algo nuevo. Los artistas buscan las formas
elementales de la vida, surgiendo así lo que llamamos el arte
abstracto.”(p.46)
Esas formas elementales se comparan con la naturaleza y el
arte en la que Read en su obra “Educación por el Arte” ejemplifica dos tipos,
ya sea el inconsciente, es decir, las copias intuitivas de la estructura
interna de las formas naturales, o bien sería la aplicación deliberada de leyes
derivadas de la estructura de formas naturales.
Read toma como ejemplo a un jarro que tiene silueta de pera
o de forma onduloide que a pesar que tiene dicha forma no deriva de la nombrada
fruta. Dice Read que si se toma un líquido mucho más espeso que el agua y no se
mezcla con esta, y se echa una parte en un vaso de agua no extiende sobre la
superficie de la misma y se convierte gradualmente en una gota hemisférica, entre
más liquido la gota crece hacia abajo; el equilibrio de fuerzas entre la
gravedad y la tensión superficial estira la gota hasta hacerle adoptar la forma
de pera.
Lo que quiere Read con este ejemplo es que no sólo el
artista puede hacer una pera sino también puede lograr muchos objetos naturales
y variaciones sobre ellas, pueden ser de formas cortas, largas, etc.
Este ejemplo ayuda mucho a entender de lo que sólo existe
en la naturaleza objetos naturales limitados para el arte, sino también,
existen variedades de objetos donde el artista puede escogerlo para imitar su
forma y pasarla de la naturaleza al ambiente artístico.
Volviendo al tema de la imitación, Jolivet (1980) en su
obra “Curso de Filosofía”, se hace una pregunta, ¿es acaso el arte una imitación
de la naturaleza? Este e igual que los escolásticos y Maritain, lo niegan
rotundamente.
Si por imitación se quiere dar entender la copia; el arte no es una simple copia de los objetos de
la naturaleza, podemos colocar como ejemplo la fotografía si eso fuera cierto
sería el arte más perfecto. En tal
sentido Jolivet (1980) expresa lo siguiente:
“...en cierto sentido se puede decir que el arte imita a la naturaleza a,
saber en cuanto tiende a producir la belleza por la manifestación de la forma
en una naturaleza sensible. El artista no puede menos de descubrir esta forma,
merced a la penetración y finura de su visión en la naturaleza exterior o
interior, que es un receptáculo de formas. El arte desde este punto de vista,
es más una creación que una imitación, porque aquí, ver, es propiamente
descubrir y construir.” (p.321)
Maritain (1945) toma la misma teoría de Jolivet cuando
explica en su libro “Arte y Escolástica” que el arte como tal no consiste en
imitar, sino en hacer, componer o construir, y añade que esto ocurre cuando
queda conforme a los logros del mismo objeto que hay que poner en el ser.
Aristóteles que es el gran maestro de los escolásticos
expone que imitar es muy natural en los hombres desde la infancia. Esto lo plantea porque el niño imita de sus
padres sus conocimientos. Sigue explicando el filósofo, que el hombre es el
animal más imitador y adquiere por medio de la imitación sus primeros
conocimientos y todo el mundo experimenta gozo en las imitaciones.
Por otra parte, existen artes que realizan la belleza de la
obra y procuran el gozo del alma valiéndose de la imitación, o proporcionando,
por medio de ciertos signos sensibles, algo distinto de que los signos
espontáneamente presentan al espíritu. Esas artes son la pintura que imita con
colores y formas planas las cosas que se encuentran fuera de nosotros y la
danza únicamente sólo el ritmo.
Volviendo a la unidad del arte y de naturaleza en la
concepción contraria a la del arte-imitación de la naturaleza. Jolivet (1980)
sostiene que el arte tiene por objeto la manifestación de lo ideal. Esta
formulación que hace de lo ideal el objeto del arte será falsa si a este ideal
se lo considera como por encima o fuera de la naturaleza. Para Jolivet el
artista es un escudriñador de ideas o de formas, pero en la misma naturaleza,
tomando de ella sus objetos de belleza.
Puede concluirse que el arte no puede estar separado de la
naturaleza ya que el arte toma de la naturaleza los objetos o elementos más
bellos que producen deleite al hombre. Es por eso que existe una relación
amigable entre los dos términos, como dice Kant citado por Sánchez (1972) “el
arte bello debe ser considerado como naturaleza, por más que se tenga
conciencia de que es arte.”
Dr. Nohé Gonzalo Gilson Reaño
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