martes, 6 de septiembre de 2016



León Tolstoi y su escuela para ser libres

“Todo lo que sé lo sé porque amo”.
Toistoi

León Nikoláievich Tolstoi, nació en el año de 1828 en Yásnaia Poliana y muere en 1910 en Astápovo, en la actualidad Lev Tolstói, provincia de Lípetsk. Fue hijo de un noble terrateniente y de una millonaria princesa, María Volkonski. Tolstoi, es considerado el pensador ruso moderno profundo para su época (siglo XIX). Además, fue un gran novelista, cuentista y pedagogo conocido por su realismo en sus narraciones. En la edad de la adolescencia, Tolstoi no tenía una clara meta que cumplir en esta vida, no creía en nada y no hacía nada, prevalecía en él la ociosidad, se refugiaba en las bebidas alcohólicas y en mujeres.  

En el año de 1847 a la edad de 21 años deja la Universidad de Kazán, (donde estudió primero en la Facultad de lenguas, y luego cursó leyes) para fundar una escuela en Yasnaia Poliana, en la que intentó educar a los hijos de los campesinos. Se conmueve de la miseria, el dolor de los pobres, buscó consagrarse a ellos. Se le hizo muy difícil dicha tarea ya que había escasez de conocimientos profesionales para desarrollarlo en dicha población.

Tolstoi ingresa al ejército en el año de 1851 y egresa de él en el año de 1856, pidió su baja para buscar su horizonte en la escritura y en la educación a la vez. Entre los años 1857 hasta 1861 se dedica a viajar y visitó a varias escuelas alemanas y francesas donde se enamora de los pensamientos y pedagogía de Rousseau para, más tarde crear su propia escuela gratuita en Yásnaia Poliana, donde pudo reclutar un gran número de niños pobres para formarlos con su propia pedagogía, donde su enseñanza estaba dirigida y centrada a las sagradas escrituras, llamada instrucción religiosa. Aprovecha la finca de dos plantas heredada de su padre, con grandes hectáreas de terrenos para plantear su ideal pedagógico. Allí dividió los cuartos en aulas y en espacios recreativos y gimnásticos.
Las actividades académicas se desarrollaban en clases inferiores donde se lee, resuelve problemas relativos a las tres primeras reglas de aritmética y aprende la historia sagrada. Pero también existían clases de poesía, dibujo, canto  y  naturaleza. Una de las reglas de Tolstoi en la casa escuela no hay tarea ni lección, no debe existir. El niño “no está obligado a preocuparse hoy de lo que hizo ayer. No se tortura el entendimiento para la lección que va a seguir. No lleva más que a sí mismo, su naturaleza impresionable, y la certeza de que la escuela será hoy tan alegre como ayer. No piensa en la clase hasta el momento en que ésta comienza”. También hacían otras actividades escolares llamada clases exteriores donde el estudiante podía aprovechar las grandes extensiones de tierra de la casa escuela para jugar y divertirse.

Siguiendo Tolstoi de los ideales de Rousseau sobre la educación naturalista, los niños se sentían a gusto por no existir en clase el castigo aplicándoseles una pedagogía afectiva libertaria. Ellos pueden entrar y salir cuando así lo consideren, en cuanto al afán de la lectura sucede al afán del juego. Entre todos, estudiantes y maestro crearon un periódico llamado: “Yásnaia Poliana” donde se reflejaba en los artículos que estaba en contra de la censura, reivindicando el pensamiento libertario y de progreso. Lamentablemente en pocos años de fundada la escuela se cierra, ya que Tolstoi arremete contra las políticas represivas del gobierno del Zar Nicolás II. 

La escuela se reabre en 1870 con mayor fuerza pedagógica y popularidad, cuyo objetivo siempre fue  estimular la independencia de los educandos desarrollando su creatividad y experimentando su vida. 

Para el año de 1910 contando con 82 años de edad, Tolstoi, quiso poner en práctica sus ideales de libertad retirándose de su amada población, su escuela y de su familia, no lo hizo sólo, sino con la ayuda de un doctor que era su amigo y seguidor de su filosofía. Era a mediados del invierno que cae éste enfermo y muere de Neumonía en la estación de Astápovo (actualmente, en la óblast de Lípetsk). Se dice que sus últimas palabras fueron: “Hay sobre la tierra millones de hombres que sufren: ¿por qué estáis al cuidado de mí solo?”
   

Tolstoi

 Dr. Nohé Gonzalo Gilson Reaño

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